viernes, 4 de octubre de 2024

Las estadísticas si importan

Claves que las estadísticas nos revelan

En este primer reto de la experiencia de aprendizaje dinamizada del INAP sobre Fundamentos de la Igualdad entre hombres y mujeres me parece de suma importancia poder contar con cifras y datos que puedan apoyar las evidencias de las desigualdades entre hombres y mujeres. Visibilizar estas estos datos estadísticos y hacerlos comprensibles,  pueden ser una clave que facilite la toma de conciencia de todos y todas. ONU Mujeres y el Instituto de las mujeres, hacen un gran trabajo en este sentido.

En el ámbito de trabajo que yo ejerzo, en el marco de la cooperación española, la política exterior de España se define como feminista, es decir, que potencia, apoya y defiende la igualdad efectiva de hombres y mujeres y protege el disfrute en libertad de todos los derechos. Sin embargo este horizonte está lejos de conseguirse. Una de las líneas de acción que pone en marcha la cooperación española es la Educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía global. La educación como pilar básico de la transformación de las sociedades, para lograr que sean más justas, más equitativas y más sostenibles. 

Para conseguir este logro, el primer paso a dar es la toma de conciencia sobre la realidad. Conocer las cifras que revelan estas desigualdades.

Revisando con mayor detalles las interesantes infografías que el Instituto de las Mujeres tiene es su web, me detuve especialmente en la que se llevó a cabo en julio de este año referida a la juventud. Adjunto una imagen de la segunda parte de esta infografía que podréis encontrar completa en Mujeres y cifras (os dejo el enlace al pie de fotos)


La primera parte de la infografía nos revela un dato que resulta impensable en pleno siglo XXI, 1 de  cada 6 chicos, cree que la violencia se debe a la provocación que las mujeres. La base de este pensamiento está directamente relacionado con los estereotipos de género, con los hábitos poco saludables del consumo de porno, con la idealización del amor romántico entre otras causas y revelan  que desafortunadamente seguimos educando con una grave brecha de desigualdad.

Siguiendo con esta idea, en esa segunda imagen de la infografía, se desdibuja por debajo de los datos la clara conciencia de las mujeres están en peligro y que por tanto sus jóvenes parejas, creen que deben protegerlas, y esta protección pasa por el control, y por el ejercicio de la violencia. Tan alarmante como la conducta de ese elevado número de jóvenes, es la conducta de afectación sobre esta de las jóvenes.

La educación, tanto de las familias , como de las escuelas, como de la comunidad en su conjunto,  debería  ser capaz de revertir estas estadísticas. Romper con los estereotipos de género que seguimos transmitiendo a nuestros menores, donde se sigue que los hombres son más duros y poderosos y las mujeres más débiles y vulnerables.

Valores como la belleza y la fragilidad siguen siendo sobrevalorados en las mujeres y duramente castigados en los hombres. Esta transmisión de estereotipos de género resultan excluyentes para hombres y mujeres. 

Quizás lo más sorprendente de todas estos datos, es que cuando se debate sobre el tema, muchas voces siguen criticando los enormes esfuerzos que se están llevando a cabo para revertir la situación. Muchos padres  y madres no creen que sus hijos e hijas tengan conductas y actitudes machistas, una parte importante del profesorado no cree que sea necesario seguir trabajando la igualdad en las aulas, consideran que este tema es polémico y debe tratarse en el ámbito familiar, la sociedad tapa sus oídos cuando un grupo de menores ejerce violencia sexual sobre una menor... si no nos quitamos la venda que tapa nuestras realidades no podremos revertir el problema. 

Porque vivir en igualdad  no es ya solo una cuestión de las mujeres, sino de toda la sociedad.  Vivir en igualdad nos dota a todos y todas de la capacidad de disfrutar en libertad de nuestros derechos, de desarrollar todas nuestras potencialidades y cualidades sin ser juzgados/as por cumplir el estándar social.






Todas las personas somos corresponsables de impulsar la igual entre hombres y mujeres

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